Thomas Struth

Thomas Struth (Geldern, Alemania, 1954) está considerado como uno de los más destacados artistas contemporáneos del mundo.

Su vocación artística se inició cuando tenía 13 o 14 años. Estudió pintura y arte en la Academia de Bellas Artes de Düsseldorf. Fue aquí dónde descubrió su pasión por la fotografía, la cual utilizará para captar las calles de la ciudad con minucioso detalle. La opresora atmósfera cargada de silencio que se desprende de sus imágenes revela la sensibilidad de su autor frente a la historia y habla de cicatrices invisibles y del mutismo de toda una generación traumatizada por la guerra.

Crosby Street, Soho, New York 1978

"Me percaté de que estaba más interesado en trabajar sobre aquello que estaba fuera, en el mundo, y no aquello que quedaba restringido a mi propia psicología", declaraba el artista en una entrevista con ASX. "Me di cuenta de que era una persona social y política, y de que estaba fascinado por los procesos analíticos. Cabe decir que toda parte de mi obra refleja la postura de un ser humano que toma parte activa en la vida, lo que suena muy banal y general, pero no obstante es lo que me interesa".

Se dedicó también a la realización de retratos en familia, empleando al principio la técnica del blanco y negro y luego el color. Sus retratos mostraban una relación con la psicología, pues formaron parte de un proyecto conjunto con su amigo el psicólogo Ingo Hartmann, en el que usaron como fuente fotos de las familias de los pacientes. Más tarde comenzó a fotografiar en el interior de museos y amplió las fotografías a un gran formato, por lo que establece una especie de paralelismo entre la representación pictórica y la fotográfica.

Realizó también fotografías selváticas en lugares de Australia, Europa, China, Japón... Después continuó haciendo fotografías de paisajes en un sentido amplio y de modo particular en lo que denomina " no lugares" en los que busca cierta intemporalidad. Una de sus últimas series, comienza en 2010. Trata sobre los espacios de investigación de la ciencia y la industria: institutos de física, astilleros, plantas farmacéuticas o instalaciones nucleares.

"Recorrer la obra de este artista es adentrarse en la naturaleza de la construcción humana, en el tipo de espacios que creamos, en la tecnología que elaboramos y observar la alineación que hemos creado para nosotros mismos", destaca Iwona Blazwick, directora de la galería Whitechapekl. "Sin ser didáctico, ni dramático ni sentimental, se sitúa en un plano trasero, y simplemente nos muestra de lo que somos capaces. Creo que en eso consiste su genio".